La verdadera deserción

Leí hoy en el periódico La Voz del Interior, una nota de Juan Carlos Carranza, en la que Eduardo Illbele, un docente de la Escuela Canónigo Piñeiro, ubicada en una zona urbano-marginal de la Ciudad de Córdoba; hace un seguimiento desde primer grado hasta el secundario de los alumnos de esa institutción. Y descubrió que de 111 chicos que comenzaron su carrera escolar, solo 15 llegaron a nivel medio y solo 6 al último año del mismo.

El resto se fué desgranando entre deserciones y repitencia, en un ámbito de extrema pobreza, característico de estas escuelas urbano-marginales.

Manifiesta que los docentes poseen unas expectativas mínimas a la hora de abordar los contenidos curriculares, ya que los chicos tienen serias dificultades para alcanzar los objetivos.

Sumado a esto que la mayoría de los padres, no poseen siquiera educación primaria, por lo que no pueden acompañar ni supervisar a sus niños en las tareas escolares.

A nivel provincial, el porcentaje de sobreedad oscila alrededor del 17 por ciento en promedio. En las escuelas urbano-marginales ese porcentaje se ubica alrededor del 33 por ciento. En 1998, la Escuela Piñeiro tuvo en primer grado un promedio de sobreedad del 36 por ciento; 49 por ciento en 2°; y de 3° a 6° grados, hubo un 63 por ciento.

¿Donde están cuando no asisten al colegio? trabajan como carreros, piden en los semáforos, otros caen presos, etc.

Manifiesta el docente que “Es muy difícil inculcar hábitos en estos chicos, cuando en el ámbito familiar no los practican. Entonces, era muy común en mis clases que los varones hicieran pis en el patio a la vista de todo el mundo. Como también es muy común el ‘sandwich de puré’. Como en sus casas no hay dos platos, ni dos sillas, ni dos tazas, los chicos se acostumbran a comer todo como un sandwich”.

A mi entender volvemos al inicio, siempre me pregunto por donde atacar el problema…

Estado…? Con políticas asistencialistas…? NO

Escuela…? Redefiniendo contenidos curriculares y adaptar los PEI a determinados contextos, me animaría a decir que no sería la solución de fondo..

El problema a mi entender es la Familia….y mi interrogante es como llegamos a trabajar con ella para obtener resultados verdaderamente significativos para que paulatinamente vayamos revirtiendo esta realidad.

Un comentario en “La verdadera deserción

  1. Comparto tu visión… creo que el crecimiento compartido solo puede darse de la mano de la educación. A veces es complicado, las familias en estos barrios tienen preocupaciones de inmediata de solución, como la vivienda y el alimento, aspectos que dificultan de sobremanera el modo en que se relacionan con los ámbitos educativos.
    Aunque también puedo contarte que tengo la bendición de conocer varias familias de la tela, y te diré que muchas de ellas son un EJEMPLO de esfuerzo y educación. Los niños dedican tiempo a su formación, y lo más importante… aun no se han olvidado de SOÑAR!… el esfuerzo es grande, y el crecimiento paso a paso… pero eso no significa que sea imposible.
    Interesante blog!
    Mis saludos!!

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